La guajira no corre, no arde, no golpea. La guajira flota. Se balancea como un abanico en tarde de verano, como un barco que llega a puerto con ritmos que no son de aquí… pero tampoco son de allá.

Es uno de esos cantes de ida y vuelta, nacidos del mestizaje sonoro entre Andalucía y América. ¿Cuba? Sí, mucho. Pero también Cádiz. Y Huelva. Y ese rincón del alma que se te abre cuando oyes una melodía con palmas suaves y compás elegante.

📦 No es casual que tenga nombre de gentilicio: la guajira trae una historia dentro, con acento, con memoria y con azúcar.

🎯 ¿Cómo reconocer una guajira sin parecer turista?

• Se canta con dulzura, a veces incluso con ternura.
• Va en compás de 12 tiempos, como la bulería, pero más pausado y melódico.
• La guitarra dibuja figuras brillantes, casi tropicales.
• Es muy habitual que comience con un falsete instrumental (¡hola, Antonio Rey!), y luego entre la voz, como si entrara a saludar, sin molestar.

🎵 Suena como si el flamenco se hubiera enamorado de un son cubano en altamar.

📝 Curiosidades

• La guajira es un cante de “ida y vuelta”, como la milonga, la colombiana o la vidalita.
• Se popularizó a finales del siglo XIX, cuando el flamenco empezó a recoger ecos del otro lado del Atlántico.
• Las letras hablan de paisajes lejanos, de caña de azúcar, de marineros, de lo que se fue… pero también de lo que permanece.

🎸 ¿Y Antonio Rey? Él no toca guajiras. Las acaricia. Las hace flotar. Sus falsetas en este palo son como puestas de sol: cálidas, elegantes y con eco. Si la bulería se ríe, la guajira suspira.

Antonio Rey | Official website
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